Nos vemos en el teatro de la vida
sin creernos el papel que nos toca.
Porque no miramos, el reflejo de los demás.
Porque no queremos ver, oscuridad en nosotros.
Un papel protagonista, que ni llegamos a ser.
Ciegos de los otros que habitan fuera de ti
Me siento en una envoltura de plástico
saturada de susurros y acciones que ni son míos.
Con una conciencia, que no entiendo.
Porque en el espejo del otro,
no habitó.
En ese ocaso falto de luchas,
donde fallece el todo,
anida lo particular,sin pensar en más.
Un movimiento de la conciencia en penumbra,
vacía de un fin general,
donde sólo llega la luz
a sus abrigos de forro azabache.
Al final somos vanidad
errores no superados , sin ganas de luchar
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