El agua fluye
del cielo gris
un cielo espeso y
sin definir.
Lo veo, parece
uniforme y cerca
Casi puedo
tocar con las puntas de los dedos.
La humedad busca
amparo en mis huesos,
yo reacciono a está sensación incómoda
que no es dolor,
solo una forma más
de sentirme extraña.
Nosotros los transeúntes
del día
vemos el cielo y
la lluvia
y apreciamos esta
dolencia
que no es propia
y seguimos porque
nunca es duradero.
Hoy viernes,
por fin se acaba
la semana,
todo concluye, maléfico
e inocente.
Ya llegara otro
cielo nítido
donde el día sea
de color
y las emociones
se tornen
claras y
satisfactorias.
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