El panorama
va omitiendo poco a poco sus colores,
las
horas pasan lentas y lentas van las letras.
Las
formas se diluían, la mano se cansa,
la mente se disipa, como maceradas bajo
una capa de agua.
En la trayecto
se perfilaban los ocres,
el paisaje va perdiendo poco a poco sus colores,
las
formas se diluían, como sumergidas.
Para ser bailarina no es necesario
memorizar
fechas, ni sufrir nombres científicos,
ni extenuarse en interminables
laberintos matemáticos e incluso no es necesario ser sociable
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