En los lugares más habitados
de nosotros mismos,
poseemos esa distorsión
del punto de vista
de los que viven
en nuestro recuerdo.
Son desiertos del alma,
oquedades emocionales
vacíos del ser y estar.
Se nos han colado dentro
como esa fina arena
de las dunas que invade
el verdor de los jarales.
Sólo se pueden describir
por medio de la metáforas
que moran en los poemas.
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